Kill Bill: La Película de Venganza Definitiva

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Kill Bill – La venganza – Vol. 1 / La máscara de la muerte amarilla

(Kill Bill – Vol. 1 / EEUU – 2003 – 111min)

Dirección: Quentin Tarantino

Intérpretes: Uma Thurman, Lucy Liu, Vivica A. Fox, Daryl Hannah, David Carradine y Michael Madsen

Para aquellos que aún no estén completamente informados, Kill Bill es la cuarta obra cinematográfica de Quentin Tarantino (aunque técnicamente sea la quinta, aunque esto no tenga relevancia). Sí, el genio detrás de Pulp Fiction ha regresado y parece querer destacarlo; incluso se autopromociona en los créditos iniciales, afirmando que es su cuarta obra como director, un hecho que ya se había revelado en el tráiler, el póster, los avances internacionales y otras tantas promociones. Kill Bill, ¿mencioné ya que era la cuarta "película" de Quentin Tarantino? De todas formas, es innegable que es una obra cinematográfica notable, o al menos un ejercicio destacado de estilo. Sin duda, una de las más desafiantes desde el punto de vista crítico, cinéfilo, circunstancial o nostálgico que he enfrentado en mucho tiempo.

Por un lado, es una obra magnífica porque a través de ella Tarantino expresa un profundo amor por el cine, sus diversos códigos y sus ilimitadas licencias, lo cual la eleva. La conciencia de que el cine es la forma de arte más inclusiva de todas, o más precisamente, la síntesis de todas las demás formas, permite que Kill Bill juegue con las reglas de todos los géneros, resultando asombrosa a la vista. Esto es un hecho innegable para cualquier observador.

Se hace evidente, entonces, que las virtudes de Kill Bill son abundantes, pero también es crucial comprender que la mayoría de ellas son de índole estética o relacionadas con las formas. Esta debilidad común en muchos proyectos que abrazan esa religión utilitaria (suelen ser, como en este caso, anécdotas triviales y inconsistentes), se convierte en el soporte ideal para que Tarantino demuestre su destreza cinematográfica y persuada a la audiencia; y ciertamente, él sabe hacerlo (en este aspecto se asemeja mucho a Brian De Palma). Sabe y disfruta compartiéndolo, pero lo hace a su manera. Por ello, Kill Bill, la narrativa de la venganza descarnada de una mujer contra aquellos que le arrebataron la vida de su bebé nonato, de su esposo, y que intentaron quitarle la suya, abusa de los vicios más cáusticos que Tarantino llama parte de su vocabulario cinematográfico (como quien no puede dejar de decir "boludo" cada dos palabras). En sus excesos artificiosos, Kill Bill parece intentar aliviar las penurias de sus personajes y su historia, invitando a un juego que se presenta como ficticio y pretende ser gracioso, a pesar de la gravedad de muchas de sus situaciones. No me convenció del todo este recurso. Incluso me llevó a pensar en Jackie Chan y en cómo en sus películas (las hongkonesas), la violencia se presenta de manera no violenta; un ingenioso aprovechamiento de la acción física necesaria en el cine de artes marciales. Pero en Kill Bill, la dinámica es diferente. Aunque hay una intención de homenajear al cine de acción oriental y a su visceralidad, hay consecuencias más allá del efecto "cool" o de la "ficción pulposa"...

Al igual que sucedía con Paul Verhoeven en Invasión, en Kill Bill también se podría especular con el discurso antifascista a través de un fascismo exacerbado que lograría anularse a sí mismo. Tarantino aborda temas como la pedofilia, la violación, la justicia por mano propia, el crimen organizado, el asesinato a sangre fría, la impunidad y se burla de todo ello en un relato que mezcla, con gran calidad, códigos del spaghetti western, del cine de gangsters oriental, del género yakuza hasta el samurai, del manga, del cine "trash", y que musicaliza, también de manera arriesgada, con una banda sonora proveniente de las geografías más diversas y con un anacronismo casi atemporal.

En su presentación, Kill Bill es un deleite cinéfilo, pero debajo de su densa capa de sangre y gore se encuentra una película terrible en contenido; un discurso turbio camuflado tras trivialidades estéticas y una multitud de homenajes y citas a géneros que sirven como excusa para aparentar ser erudito e inocentemente cinéfilo. Y Tarantino es astuto, lo cual da la impresión de estar frente a un puro y inofensivo ejercicio de estilo. Dudo que sea tan simple como eso. Sin embargo, por otro lado, tampoco se puede acusar a Tarantino de tener una intención maliciosa de burlarse de sus personajes y del espectador, ya que no es un individuo malicioso, sino más bien inmaduro, que quiere jugar al cirujano con un serrucho. Por eso, Kill Bill resulta una película tan compleja: es difícil reprender a Tarantino por ella tanto como es difícil aplaudirlo. No estoy seguro de si esto refleja la ambigüedad de su obra o una simple irreverencia premeditada para destacar la polifuncionalidad de la representación cinematográfica. Sea como sea, me resisto a pensar que Tarantino consolida su genialidad artística con Kill Bill.

Lo que se interpone entre la película y la merecida categoría de obra maestra es el propio Tarantino; la arrogancia que lo lleva a colocarse por delante de su propio proyecto y lo impulsa, de manera confusa, a buscar trascendencia en transgresiones que atentan contra toda moral y buen gusto (y eso que soy una de las personas menos escrupulosas cinematográficamente que conozco). Detalles como la vanidad de considerarla la cuarta película o caprichos como revelar que Bill es interpretado por David Carradine sin necesidad, son los que convierten a Kill Bill, además de sus logros formales, en un proyecto ofensivo por su soberbia.

Desde la perspectiva del espectador, podría generar incomodidad y regodeo simultáneamente al darse cuenta del placer seductor al que Tarantino invita con cada escena sangrienta en la que Uma Thurman mata vestida con el amarillo vibrante que usara Bruce Lee en su última película, o en cada ocasión en que "la Novia" (como se le llama por razones argumentales) hace uso y abuso de sus habilidades guerreras por venganza (como en la escena en que asesina a una de sus enemigas frente a la hija de esta última). Pero Tarantino y Kill Bill logran hacer que el público participe en ese placer culpable que implica ser malo, muy malo, y llevar a cabo las atrocidades menos dignas y más inefables. Por esa habilidad atroz, lo felicito.

Kill Bill es una obra engañosa y merece cierto respeto. Ofrece diversión, invita a disfrutar de palomitas de maíz, a mover la cabeza al ritmo de una de las bandas sonoras más ingeniosas de los últimos tiempos, y quizás a aplaudir en un arrebato de euforia que sería una lástima ocultar. Pero también es una película que incita a reflexionar sobre si la retórica estética más impactante puede justificar una ideología como la que impregna el espíritu de Quentin Tarantino, y por defecto, la hipnótica Kill Bill. Acéptelo o déjelo.

Indice
  1. Conclusiones Finales
  2. Preguntas Frecuentes Únicas:

Conclusiones Finales

En conclusión, Kill Bill es una obra maestra que trasciende los límites del cine convencional. Desde su intrincada trama hasta sus personajes memorables, la película deja una impresión duradera en quienes la experimentan.

Preguntas Frecuentes Únicas:

  1. ¿Cuánto tiempo tardó Quentin Tarantino en escribir el guión de Kill Bill?
    • Tarantino dedicó varios años a desarrollar la historia y los personajes antes de empezar la filmación.
  2. ¿Hay planes para una secuela de Kill Bill?
    • Aunque Tarantino ha mencionado la posibilidad, no hay confirmación oficial de una secuela en desarrollo.
  3. ¿Cuál fue la escena más desafiante de filmar en Kill Bill?
    • La escena de la pelea en la nieve presentó desafíos únicos debido a las condiciones climáticas extremas.
  4. ¿Cuál es la conexión entre Kill Bill y otras películas de Tarantino?
    • Kill Bill comparte elementos y personajes que están conectados con otras películas del universo de Tarantino.
  5. ¿Cuál es el legado más significativo de Kill Bill en la cultura pop?
    • Kill Bill ha influido en la representación de personajes femeninos fuertes en el cine y la televisión.

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    5 Comentarios

  1. Francisco Arcos dice:

    ¡Wow! ¡Qué película más intensa! Me encantó el estilo visual de Kill Bill. ¿A quién le gustaría una venganza tan épica en la vida real? 😮💥

    1. Hailey Soler dice:

      ¿En serio? ¿A quién le gustaría una venganza tan violenta y despiadada en la vida real? Creo que hay formas más constructivas de resolver conflictos que no involucren tanta sangre derramada. Pero bueno, supongo que cada quien tiene sus gustos.

  2. Osvaldo Domingo dice:

    ¡Wow! ¡Me encantó Kill Bill! ¿Alguien más piensa que la venganza nunca había sido tan épica? 🗡️💥

  3. Fadia Polo dice:

    ¡Me encantó Kill Bill: La Película de Venganza Definitiva! ¿Alguien más sintió ganas de aprender kung fu después? 🥋💥

    1. Ianthe Requena dice:

      ¡Claro que sí! Después de ver Kill Bill, tuve muchas ganas de aprender kung fu y convertirme en una máquina de venganza como Beatrix Kiddo. ¡Una película épica que inspira a tomar acción! 🎬🔥

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